Catalina Homar

Figura destacada del año 2016, mayorala y emprendedora (Esporles 1869-Valldemossa 1905)

Catalina Homar i Ribes a los 15 años comenzó a trabajar de jornalera en S'Estaca. Era hija de un carpintero de la finca del archiduque Luis Salvador de Austria, quien la conoció con 19 años y la convirtió, al poco tiempo, en la encargada de la finca. Logró la autoridad que, en Mallorca, ejercía tradicionalmente un hombre, el dueño, y le obedecían los jornaleros y las jornaleras. Aquella chica había adquirido, poco a poco, la autoridad moral que tan difícilmente reconocían los hombres a las mujeres.

De joven, Catalina daba ejemplo del trabajo bien hecho y de no ahorrar esfuerzos, así, a pesar de ser la encargada de la finca, hacía trabajos bien duros y ayudaba a las jornaleras en los trabajos más pesados. Por ello, el archiduque confió tanto en ella como para encomendarle la administración de la explotación.

El ansia de superación y la inteligencia natural de la joven campesina hizo que pronto aprendiera a leer y escribir, parece que con la ayuda del archiduque, un hito importante para una mujer de clase popular mallorquina, ya que entonces , en la isla, había un 86,05% de analfabetismo femenino.

El afán de la joven para aumentar la cantidad y la calidad de la producción hacía que, continuamente, introdujera mejoras y que se trabajara todos los meses del año, detalle importante para los asalariados agrarios entonces. Catalina también se ganó el reconocimiento de los trabajadores y las trabajadoras por mejorar las condiciones laborales, aumentar los salarios y pagarles, incluso, los días de lluvia en que no se podía trabajar.

S'Estaca, gracias a la dedicación de su encargada, destacó por la producción de vinos, tipo malvasía y moscatel. Catalina envió a su hermano a Banyalbufar para aprender a cuidar las viñas y para mejorar el vino. La relación de S'Estaca con Banyalbufar continuó mucho tiempo por la especialización en la elaboración de la malvasía, y de aquel pueblo contrataba Catalina a los vinateros, durante unos meses al año, para realizar estas tareas.

Catalina viajó en 1888 en la Exposición Universal de Barcelona con el archiduque para aprender nuevas técnicas vinícolas y recoger el primer premio que ganaron sus vinos, que continuaron siendo reconocidos y premiados en París, Viena, Mallorca, Madrid y Chicago.

Después de unos años de relaciones, el archiduque y Catalina, se separaron en Venecia. De vuelta a S'Estaca, Catalina Homar enfermó y murió. Una vez muerta, el archiduque escribió y publicó el libro Catalina Homar.

Ruta de senderismo

La ruta de Catalina Homar se inicia en el pueblo de Valldemossa y se adentra por la senda desde Cairats, en la finca pública de Son Moragues. En esta finca, propiedad del Gobierno de las Illes Balears, trabajó como carpintero su padre, Miguel Homar.

La ruta tiene una longitud de 11 kilómetros (que se pueden recorrer en aproximadamente 5 horas) y pasa por las fincas de Son Gual y Sa Coma, a través de olivares. La fisonomía cambia al llegar a la finca de Son Moragues, donde predomina el encinar y donde hay elementos etnológicos antiguos restaurados: una alberca, un horno de cal y un silo antiguo de carbonero.

Siguiendo el camino se llega a la fuente des Polls y un poco más arriba, al refugio de Son Moragues, donde se encuentra el antiguo pozo o casa de nieve, situada a unos 800 metros de altura. A partir de este punto, la ruta se convierte en un camino de montaña o de herradura y despega para dar la vuelta por el camino de S'Arxiduc, donde el encinar deja paso a la garriga de montaña. Sigue por el camino de Ses Fontanelles y, después, por el camino de Ses Baixes, donde se encuentran muestras de elementos etnológicos construidos para almacenar agua. El camino de Ses Baixes baja, en marcados zig zags, hacia Valldemossa.

Escultura

Una de las actuaciones que se han llevado a cabo es la escultura del busto de Catalina Homar, en barro refractario, policromado parcialmente, sobre una base de piedra y con dos placas explicativas de la conmemoración, realizado por una escultora vinculada a Valldemossa, Catalina Sureda.

El Ayuntamiento de Valldemossa propuso la ubicación de la escultura, que se encuentra en los jardines del Rey Juan Carlos I de Valldemossa, un lugar adecuado, especialmente por la afluencia numerosa de visitantes.

Uno de los objetivos de la campaña «Mallorca tiene nombre de mujer» es vincular a las mujeres con el territorio donde vivieron. Se trata de que la ciudadanía contemporánea visualice a las mujeres del pasado como referentes propios.


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